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    Lhord Marquez

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              Por que las cosas pueden cambiar, por que es posible abrirle los ojos a la gente, por que el cambio debe ser social antes que político, por que esta lucha no debe ser armada, intelectual, social o política, por que esta lucha debe ser desde todos los frentes por que solos ya hemos demostrado que no se puede, por que antes de cambiar las cosas, debemos cambiar nosotros, debemos darnos cuenta que debemos pelear juntos pero no por los mismos medios, sino por el mismo fin, mas alla de ser anarcos, comunistas, socialistas, pacifistas la desigualdad es contra lo que luchamos, la ignorancia y la explotación, el bulgo. Eso es lo que nos une, no desgastemos nuestras fuerzas por luchas internas, por que eso es lo que nos debilita, lo que nos hace suseptibles a nuestros enemigos, lo que nos hace dividir las fuerzas en el frente.

              L.M.

              Comencemos teniendo en cuenta que la izquierda tradicional ha fracasado innumerable cantidad de veces... es cierto que es fundamental iniciar la lucha desde lo intelectual, pero es importante establecer un metodo eficiente para llevarlo a cabo. Debemos revolucionar la forma, de manera que no ocurra lo que ya hemos visto a lo lardo de la historia: de manera de imperdir ser absorvidos por el sistema... Hay que utilizar un metodo que, si bien sea revolucionario, se acerque a la sociedad... servirse del arte, tantas veces ignorada. Evitar en principio los actos de violencia (incluso cuando deseamos reaccionar), de manera de no convertirse en el enemigo, y demostrar que desde la lucha misma buscamos el bienestar comun... buscamos libertad, igualdad, cooperacion, concenso, tolerancia....

              Gaby_

    viernes, abril 01, 2005

    El fin justifica los medios, si es por TV mejor.

    En los últimos dias, ha aparecido en todos los diarios que he podido ver, al menos una imagen del Papa Juan Pablo II, Karol Wojtyla; tambien la TV y la radio han hecho su "apote" a la noticia de su estado de salud, o el famoso caso de eutanacia en E.E.U.U. con Terry schiavo, en que, incluso, pusieron imagenes de hace diez años, cuando añun su cerebro presentava signos vitales, las imagenes en que la vemos con los ojos y la boca abiertos, la verdad, es que estaba mentalmente muerta hacia 10 años, su cerebro habia muesto, no presentaba signos de vida.

    Es imprecionante como una noticia que se vuelve "muy importante", noticias que generan en el público algun despliege emocional conciderable (ira, temor, piedad...), dura tanto como el "reiting" que produce. Muy pocos son los medios de comunicación que mantienen una noticia mientras el tema que tocan aun sucede.

    Pongamos como ejemplo la gerra en Irak, la guerra aun esta, no ha sesado el fuego, pero ya no es noticia; la pobreza en paises tercermundistas sigue causando un índice de mortalidad infantil absurdamente alto, pero ya no es noticia; el racismo, la xenofobia siguen estando tan arraigados en los poderes que se vuelven sistemas de gobierno, pero ya no es noticia; en Argentina, las inundaciones que produjeron decenas de muertes, destruyeron cosechas, los niños que morian de hambre en la provincia de Tucumán, al norte del pais, siguen muriendo, pero bueno, tampoco es noticia.

    Hace relativamente poco tiempo un maremoto asoló varios paises del Oceano Índico, destruyendolo todo, matando a decenas (sino centenares) de miles de personas, los desastres que produjo siguen existiendo, siguen aun los daños y la lucha de los perjudicados; pero tampoco eso es noticia.

    Estos son solo una mínima parte de las noticias que, a pesar de aun estar presentes en la sociedad, dejaron de serlo, dejaron de existir, por que ya no roducen ganancia. La prensa se ha convertido en gran parte en "amarillista", las noticias son exajeradas en muchos casos (no todos), se recurre a los sentimientos para ganar dinero; lo que concidero como una falta de respeto hacia la sociedad, hacia los perjudicados por los sucesos que son noticia.

    Las cosas no son asi, los medios de comunicación deverian hacer eso, comunicar, mostrar que pasa, subsistir en base a eso, no hacer millones por vender noticias "engordadas" con tanto furor que, pasado un tiempo, lo mejor es sacarlas de circulación para estar "al tanto" de lo que pasa, en lugar de mostrar las cosas enteras.

    A continuacion dejaré un artículo del profesor de filosofía de la universidad de Zaragoza,e profesor DANIEL INNERARITY.

    El espacio emocional

    DANIEL INNERARITY/PROFESOR DE FILOSOFÍA DE LA UNIVERSIDAD DE ZARAGOZA

    Los actuales espacios sociales, informes y difusos, cada vez menos gobernables por los Estados, unificados por los medios y atravesados por un proceso de globalización que todavía no los articula institucionalmente, son muy vulnerables a las convocatorias sentimentales. En cada país y en el espacio global, se suceden los acontecimientos que provocan una fuerte descarga emocional. Cuando los espacios políticos no delimitan ni protegen, entonces no hay quien detenga la globalización sentimental. La descarga emotiva discurre libremente sin que nada limite su despliegue. La desregulación, además de un proceso económico, es también algo que afecta al registro de los sentimientos. Pensemos concretamente en el efecto emocional de las tragedias, que no son más dramáticas que las de otras épocas, pero que nos golpean ahora con una inaudita capacidad de conmover. Hay algo común en la respuesta que provocan el 'tsunami', el terrorismo, las guerras o el pánico bursátil: una electricidad sentimental que configura comunidades de indignación, tan poderosas como efímeras.

    Las catástrofes ecológicas, como el reciente maremoto del sudeste asiático, tienen una enorme capacidad aglutinante. Las corrientes de solidaridad que provocan han modificado también nuestra sensibilidad moral, dando lugar a una ética de la asistencia a distancia propia del mundo unificado. Las catástrofes tienen, además, una gran significación política, hasta el punto de que a veces son lo único que puede provocar vuelcos electorales cuando el público es, a la vez, políticamente apático y emocionalmente histérico. Hay muchos ejemplos de cambios electorales que no se habrían producido de no mediar un acontecimiento emocional de estas características, en que los votantes han sancionado las reacciones correspondientes. Como es lógico, las guerras son otra fuente de dramatización con una especial capacidad de convocatoria. En un momento en el que las identificaciones son más bien débiles, la indignación parece ser el más poderoso aglutinante social. Lo que está sucediendo a propósito de las víctimas del terrorismo es muy elocuente a este respecto. En torno a ellas se acumula una energía sentimental que resulta muy difícil dejar de aprovechar. Y la política se convierte en victimología: el arte de dramatizar de manera convincente y utilizar en beneficio propio la fuerza emocional que generan las víctimas de la injusticia.

    La carga emocional que originan los acontecimientos dramáticos no sería posible sin los actuales medios de comunicación. Mientras que en 1755 del terremoto de Lisboa sólo se enteraron en Londres o París dos semanas después, la actual ecumene de los telespectadores convierte las catástrofes en eventos inmediatos y simultáneos. Contra lo que pensaba Rousseau, que no pudo imaginar una sociedad de medios de comunicación como la nuestra, el sentimiento de humanidad no se debilita cuando ésta se extiende a todo lo largo de la Tierra; las desgracias no nos afectan menos cuanto mayor es la distancia en la que se producen. La lejanía y la cercanía son magnitudes que se han trastocado en el mundo global y en virtud de los medios. Y una de las distancias que se han suprimido es la distancia emocional, que no siempre coincide con la distancia geográfica. Una sociedad, desde la doméstica hasta la mundial, se mantiene unida en la medida y en el modo como la mantienen unida los medios de comunicación. Por tanto, con las mismas características que rodean el mundo de los medios, es decir, con las leyes que gobiernan ese peculiar mercado de la atención, que es selectivo, inconstante, sensacional, simplificador, emotivo y esquemático. Para los medios, el mundo acontece como escándalo y catástrofe. De ahí que mantengan permanentemente despiertos los sentimientos de vulnerabilidad, desprotección e inseguridad. En los espacios mediáticos las noticias y sus correspondientes cargas afectivas discurren a gran velocidad, sin el efecto moderador de la distancia o de la compartimentalización. Esta desmesura tiene mucho que ver con la fragilidad institucional de un mundo sin formatear, sin protocolos; el carácter amorfo de los sentimientos corresponde a su vez con un tipo de socialización que no se basa en valores y normas compartidas, sino en amenazas comunes, como los riesgos, las catástrofes o las crisis. Nuestros vínculos están constituidos más por lo que tememos o nos indigna que por una integración positiva.

    La compasión, que es un signo de humanidad, también tiene sus caprichos. Nuestros espacios emocionales, como nuestra atención hacia el mundo, es frecuentemente selectiva, arbitraria e inconstante. La agenda de la atención está configurada de manera bastante caprichosa y tiende a priorizar lo que resulta más sensacional. También tiene mala memoria. Las emociones más intensas suelen ser las más rápidamente olvidadas. En cualquier caso, los dramas existen antes de que los medios se fijen en ellos y persisten también cuando éstos dejan de atenderlos.

    La indignación o el sentimiento de compasión son reacciones especialmente valiosas que también se pueden volver extravagantes. Es cierto que la sociedad sería más pobre sin esa compasión que suscita el mal ajeno o sin la ira que provoca la injusticia. Pero las corrientes emocionales, cuando no son articuladas política e institucionalmente, provocan tanto oleadas de generosidad como de histeria. No es que los seres humanos se hayan hecho más egoístas o insensibles; nunca han dejado de interesarse los unos por los otros y promover corrientes muy poderosas de solidaridad. Pero no es posible poner estas disposiciones amorfas al servicio de la sociedad sin mediaciones institucionales. La política, tan denostada en ocasiones y desde motivos sentimentales, es precisamente el trabajo para darle a todo ello una forma concreta, duradera, razonable y eficaz. La política consiste en civilizar lo emocional e impedir la instrumentalización de las pasiones; transforma el sentir en actuar y asigna responsabilidades donde faltaban o no había más que imputaciones genéricas. La política no reprime las emociones, de las que vive; cuántas conquistas sociales tuvieron su origen en una determinada indignación. Pero sin ese trabajo sobre la inmediatez emocional quedaría insatisfecha aquella inquietud de fondo que late en nuestros mejores sentimientos.

    posteado por Lhord Marquez @ 12:07 p. m.  0 Acotaciones, comentarios

    El espacio emocional

    DANIEL INNERARITY/PROFESOR DE FILOSOFÍA DE LA UNIVERSIDAD DE ZARAGOZA Los actuales espacios sociales, informes y difusos, cada vez menos gobernables por los Estados, unificados por los medios y atravesados por un proceso de globalización que todavía no los articula institucionalmente, son muy vulnerables a las convocatorias sentimentales. En cada país y en el espacio global, se suceden los acontecimientos que provocan una fuerte descarga emocional. Cuando los espacios políticos no delimitan ni protegen, entonces no hay quien detenga la globalización sentimental. La descarga emotiva discurre libremente sin que nada limite su despliegue. La desregulación, además de un proceso económico, es también algo que afecta al registro de los sentimientos. Pensemos concretamente en el efecto emocional de las tragedias, que no son más dramáticas que las de otras épocas, pero que nos golpean ahora con una inaudita capacidad de conmover. Hay algo común en la respuesta que provocan el 'tsunami', el terrorismo, las guerras o el pánico bursátil: una electricidad sentimental que configura comunidades de indignación, tan poderosas como efímeras. Las catástrofes ecológicas, como el reciente maremoto del sudeste asiático, tienen una enorme capacidad aglutinante. Las corrientes de solidaridad que provocan han modificado también nuestra sensibilidad moral, dando lugar a una ética de la asistencia a distancia propia del mundo unificado. Las catástrofes tienen, además, una gran significación política, hasta el punto de que a veces son lo único que puede provocar vuelcos electorales cuando el público es, a la vez, políticamente apático y emocionalmente histérico. Hay muchos ejemplos de cambios electorales que no se habrían producido de no mediar un acontecimiento emocional de estas características, en que los votantes han sancionado las reacciones correspondientes. Como es lógico, las guerras son otra fuente de dramatización con una especial capacidad de convocatoria. En un momento en el que las identificaciones son más bien débiles, la indignación parece ser el más poderoso aglutinante social. Lo que está sucediendo a propósito de las víctimas del terrorismo es muy elocuente a este respecto. En torno a ellas se acumula una energía sentimental que resulta muy difícil dejar de aprovechar. Y la política se convierte en victimología: el arte de dramatizar de manera convincente y utilizar en beneficio propio la fuerza emocional que generan las víctimas de la injusticia. La carga emocional que originan los acontecimientos dramáticos no sería posible sin los actuales medios de comunicación. Mientras que en 1755 del terremoto de Lisboa sólo se enteraron en Londres o París dos semanas después, la actual ecumene de los telespectadores convierte las catástrofes en eventos inmediatos y simultáneos. Contra lo que pensaba Rousseau, que no pudo imaginar una sociedad de medios de comunicación como la nuestra, el sentimiento de humanidad no se debilita cuando ésta se extiende a todo lo largo de la Tierra; las desgracias no nos afectan menos cuanto mayor es la distancia en la que se producen. La lejanía y la cercanía son magnitudes que se han trastocado en el mundo global y en virtud de los medios. Y una de las distancias que se han suprimido es la distancia emocional, que no siempre coincide con la distancia geográfica. Una sociedad, desde la doméstica hasta la mundial, se mantiene unida en la medida y en el modo como la mantienen unida los medios de comunicación. Por tanto, con las mismas características que rodean el mundo de los medios, es decir, con las leyes que gobiernan ese peculiar mercado de la atención, que es selectivo, inconstante, sensacional, simplificador, emotivo y esquemático. Para los medios, el mundo acontece como escándalo y catástrofe. De ahí que mantengan permanentemente despiertos los sentimientos de vulnerabilidad, desprotección e inseguridad. En los espacios mediáticos las noticias y sus correspondientes cargas afectivas discurren a gran velocidad, sin el efecto moderador de la distancia o de la compartimentalización. Esta desmesura tiene mucho que ver con la fragilidad institucional de un mundo sin formatear, sin protocolos; el carácter amorfo de los sentimientos corresponde a su vez con un tipo de socialización que no se basa en valores y normas compartidas, sino en amenazas comunes, como los riesgos, las catástrofes o las crisis. Nuestros vínculos están constituidos más por lo que tememos o nos indigna que por una integración positiva. La compasión, que es un signo de humanidad, también tiene sus caprichos. Nuestros espacios emocionales, como nuestra atención hacia el mundo, es frecuentemente selectiva, arbitraria e inconstante. La agenda de la atención está configurada de manera bastante caprichosa y tiende a priorizar lo que resulta más sensacional. También tiene mala memoria. Las emociones más intensas suelen ser las más rápidamente olvidadas. En cualquier caso, los dramas existen antes de que los medios se fijen en ellos y persisten también cuando éstos dejan de atenderlos. La indignación o el sentimiento de compasión son reacciones especialmente valiosas que también se pueden volver extravagantes. Es cierto que la sociedad sería más pobre sin esa compasión que suscita el mal ajeno o sin la ira que provoca la injusticia. Pero las corrientes emocionales, cuando no son articuladas política e institucionalmente, provocan tanto oleadas de generosidad como de histeria. No es que los seres humanos se hayan hecho más egoístas o insensibles; nunca han dejado de interesarse los unos por los otros y promover corrientes muy poderosas de solidaridad. Pero no es posible poner estas disposiciones amorfas al servicio de la sociedad sin mediaciones institucionales. La política, tan denostada en ocasiones y desde motivos sentimentales, es precisamente el trabajo para darle a todo ello una forma concreta, duradera, razonable y eficaz. La política consiste en civilizar lo emocional e impedir la instrumentalización de las pasiones; transforma el sentir en actuar y asigna responsabilidades donde faltaban o no había más que imputaciones genéricas. La política no reprime las emociones, de las que vive; cuántas conquistas sociales tuvieron su origen en una determinada indignación. Pero sin ese trabajo sobre la inmediatez emocional quedaría insatisfecha aquella inquietud de fondo que late en nuestros mejores sentimientos.

    posteado por Lhord Marquez @ 12:07 p. m.  0 Acotaciones, comentarios

    Siete Sonetos Medicinales

    AVANTI !

    Si te postran diez veces, te levantas
    otras diez, otras cien, otras quinientas;
    no han de ser tus caídas tan violentas
    ni tampoco, por ley, han de ser tantas.

    Con el hambre genial con que las plantas
    asimilan el humus avarientas,
    deglutiendo el rencor de las afrentas
    se formaron los santos y las santas.

    Obcecación asnal, para ser fuerte,
    nada más necesita la criatura,
    y en cualquier infeliz se me figura
    que no mellan los garfios de la suerte ...

    Todos los incurables tienen cura
    cinco minutos antes de su muerte !


    PIU AVANTI !

    No te des por vencido, ni aún vencido,
    no te sientas esclavo, ni aún esclavo;
    trémulo de pavor, piénsate bravo,
    y acomete feroz, ya mal herido.

    Ten el tesón del clavo enmohecido
    que ya viejo y ruin, vuelve a ser clavo;
    no la cobarde estupidez del pavo
    que amaina su plumaje al primer ruido.

    Procede como Dios que nunca llora;
    o como Lucifer, que nunca reza;
    o como el robledal, cuya grandeza
    necesita del agua, y no la implora...

    Que muerda y vocifere vengadora,
    ya rodando en el polvo, tu cabeza !


    MOLTO PIU AVANTI !

    Los que viertan sus lágrimas amantes
    sobre las penas que no son sus penas;
    los que olvidan el son de sus cadenas
    para limar las de los otros antes;

    los que van por el mundo delirantes
    repartiendo su amor a manos llenas,
    caen, bajo el peso de sus obras buenas,
    sucios, enfermos, trágicos, sobrantes.

    Ah! Nunca quieras remediar entuertos;
    nunca sigas impulsos compasivos;
    ten los garfios del Odio siempre activos
    y los ojos del juez siempre despiertos...

    y al echarte en la caja de los muertos,
    menosprecia los llantos de los vivos !


    MOLTO PIU AVANTI ANCORA !

    Esta vida mendaz es un estrado
    donde todo es estólido y fingido,
    donde cada anfitrión guarda escondido
    su verdadero ser tras el tocado:

    No digas tu verdad ni al más amado,
    no demuestres temor ni al más temido,
    no creas que jamás te hayan querido
    por más besos de amor que te hayan dado.

    Mira cómo la nieve se deslice
    sin una queja de su labio yerto,
    cómo ansía las nubes del desierto
    sin que a ninguno su ansiedad confíe:

    Maldice de los hombres, pero ríe;
    vive la vida plena, pero muerto.


    MOLTISIMO PIU AVANTI ANCORA !

    Si en vez de las estúpidas panteras
    y los férreos, estúpidos leones,
    encerrasen dos flacos mocetones
    en la frágil cárcel de las fieras:

    No habrían de yacer noches enteras
    en el blando pajar de sus colchones,
    sin esperanzas ya, sin reacciones,
    lo mismo que dos plácidas horteras;

    Cual Napoleones pensativos, graves,
    no como el tigre sanguinario y maula,
    escrutarían palmo a palmo su jaula,
    buscando las rendijas, no las llaves...

    Seas el que tú seas, ya lo sabes:
    a escrutar las rendijas de tu jaula !


    VERA VIOLETA

    En pos de su nivel se lanza el río
    por el gran desnivel de los breñales;
    el aire es vendaval, y hay vendavales
    por la ley del no fin, del no vacío;

    la más hermosa espiga del estío
    ni sueña con el pan en los trigales;
    el más dulce panal de los panales
    no declaró jamás: yo no soy mío;

    y el sol, el padre sol, es raudo foco
    que fomenta la vida en la Natura,
    por calentar los polos no se apura,
    ni se desvía un ápice tampoco:

    Todo lo alcanzarás, solemne loco...
    siempre que lo permita tu estatura !


    LA YAPA

    Como una sola estrella no es el cielo,
    ni una gota que salta, el Océano,
    ni una falange rígida, la mano,
    ni una brizna de paja, el santo suelo:

    tu gimnasia de jaula no es el vuelo,
    el sublime tramonto soberano,
    ni nunca podrá ser anhelo humano
    tu miserable personal anhelo.

    Qué saben de lo eterno las esferas ?
    de las borrascas de la mar, las gotas ?
    de puñetazos, las falanges rotas ?
    de harina y pan, las pajas de las eras ?...

    Detén tus pasos Lógica, no quieras
    que se hagan pesimistas los idiotas !

    Almafuerte